En el Tartaro se hilan sueños y aspiraciones,
condenadas y marcadas para el olvido
como aves abandonadas que nunca saldran del nido,
tristes y desesperanzadas, colmadas de negaciones.
Es asi que esos sueños que son esplendor
y vacio y nada y noche y quimera
que aparecen en derredor,
solos y terribles, fuera de la espera
que marca un ritmo pausado y terrible,
ufano y mediocre
debil y marchita, el ocre,
el matiz del sueño murio, de dia, endeble
o de noche, no importa, pero el sueño muere
aun, siendo el testimonio que nos antecede.
viernes, 21 de agosto de 2009
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